La vaporización es un método de inhalación que consiste en calentar hierba seca a bajas temperaturas para producir un vapor inhalable, que contiene los componentes medicinales de las plantas y elimina las toxinas que surgen por la combustión. En la actualidad, se conocen dos tecnologías de vaporización, las cuales se diferencian principalmente en la forma de transmisión de calor. La primera es la CONDUCCIÓN, proceso físico que se aplica por primera vez a la vaporización en Canadá a mediados de los años noventa, el proceso consiste en que la cámara de metal contenedora de la hierba, tiene contacto directo con una resistencia eléctrica. Una de las complicaciones que posee la conducción es que la hierba seca se calienta de manera desigual dentro de la cámara metálica, puesto que primero se calienta la parte que queda en
contacto directo con el metal. Esto genera una mezcla aromática no homogénea y no permite tener control real de los componentes volatizados. Finalmente, la parte que está en contacto directo resulta combustionada mientras que la parte más alejada de la fuente de calor no alcanza la temperatura necesaria para producir vapor. La CONVECCIÓN es la segunda tecnología aplicada en la transmisión de calor, éste proceso físico se aplica por primera vez a la vaporización en Alemania a fines de los años noventa y, a diferencia de la conducción, utiliza un espacio de aire entre la resistencia eléctrica y la cámara que contiene las hierbas secas. En este caso se calienta la carga de manera completa y uniforme, lo que resulta en una mezcla aromática homogénea y con un verdadero control sobre los componentes volatilizados.
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